1. INTRODUCCIÓN
1.1. MARCO GEOGRÁFICO Y CONTEXTO HISTÓRICO
Según el historiador griego Heródoto, Egipto era un don del Nilo. El río atraviesa el país de sur a norte y con sus inundaciones anuales fertilizaba los campos y aseguraba la riqueza agrícola; era, además, un magnífico medio de comunicación interior. Egipto estaba defendido por la naturaleza: inmensos desiertos al este y al oeste, macizos montañosos al sur, y al norte el mar; por eso se caracterizó por su aislamiento, sin apenas invasiones extranjeras, y por eso la civilización egipcia tuvo continuidad durante siglos.
Según la tradición, en torno al 3100 a C., tuvo lugar la unificación del Bajo (el delta) y el Alto Egipto (las tierras del valle), dando comienzo a la Primera dinastía. Tres etapas destacan en el Egipto faraónico:
§ Imperio Antiguo (Tercer milenio a. C.), hasta la dinastía VI.
§ Imperio Medio (Primer tercio del segundo milenio a. C.), que se extiende de la XI a la XIII dinastía.
§ Imperio Nuevo (Segunda mitad del segundo milenio a. C.): desde la XVIII a la XX dinastía.
Durante el primer milenio entramos en la llamada Baja Época, tras la que Egipto cayó en manos, primero, de los persas, luego de Alejandro Magno, hasta ser conquistado finalmente por los Roma en el año 30 a. C.
1.2. FUNDAMENTOS DEL ARTE EGIPCIO
w La vida agraria. Cada año, tras la inundación, los egipcios se veían obligados a aplicar la geometría para reorganizar sus campos de cultivo. Esta práctica dejó su impronta en las formas arquitectónicas (simplificación, repitición rímica...). Asimismo el medio vegetal se refleja en el arte: en los motivos de los capiteles, en la forma fasciculada de las columnas, en los temas pictóricos, etc.
w La religión. El pueblo egipcio fue intensamente religioso. Sus múltiples dioses tenían forma humana, mezclada, a veces, con rasgos animales. Ra, el sol del mediodía, era el dios creador que “abrió sus brazos amorosos desde el cielo y abarcó con ellos las tierras del río, y con su calor nació el país”. El ideograma de esta cosmogonía era la pirámide, cuyo vértice simbolizaba a Ra, y cuyas caras eran los brazos/rayos del dios que descendían hacia las tierras de Egipto. Daban también gran importancia a las creencias en el más allá, fundadas en el mito de Osiris, el dios que con su resurrección periódica marcaba el ritmo de la vida agraria y que juzgaba las almas y decidía su destino eterno. Por ello los egipcios momificaban los cuerpos, para que pudiesen esperar en la otra vida la llegada del alma (el ba) y del espíritu (el ka), y los enterraban en tumbas, destinadas a contener la momia, albergar el alma y guardar los bienes del difunto para que pudiese llevarlos intactos a la vida de ultratumba.
w Poder absoluto. El faraón era un dios en la tierra que garantizaba el orden del mundo y la fertilidad de los campos. La religión alió sus fuerzas a las del soberano y ello confería al estado y al arte egipcio unidad y continuidad.
2. ARQUITECTURA EGIPCIA
La arquitectura responde a los principios de la cultura egipcia: sus creencias dieron lugar a la construcción de templos para sus dioses y de tumbas para conservar los cuerpos de los muertos. También hubo arquitectura doméstica pero fue edificada en materiales más efímeros, por lo que los restos conservados son escasos.
2.1. CARACTERES DE LA ARQUITECTURA
· Materiales. Construían preferentemente en piedra, que cortaban en grandes bloques regulares (sillares). Los disponían en hiladas, a hueso.
· Es una arquitectura arquitrabada (adintelada) basada en líneas rectas, con formas de gran simplicidad geométrica y de apariencia rítmica (repetición y progresión). Debido a la luminosidad intensa del clima egipcio, las cornisas se rematan en gola o caveto para resaltar la linealidad de los perfiles.
· El soporte más característico es la columna, aunque ocasionalmente emplearon pilares. Las columnas tienen una pequeña basa circular; el fuste es fasciculado o liso, con frecuencia bulboso; y el capitel decorado con motivos casi siempre vegetales (palmiforme, papiriforme, lotiforme, hathórico…); sobre el capitel se dispone un grueso ábaco en el que descansa el arquitrabe.
· Volúmenes y espacio. Los egipcios daban poca importancia arquitectónica al espacio interior, que es compartimentado y angosto y poco iluminado, difícilmente mensurable. Valoran más los volúmenes externos que son macizos, sencillos y geométicos, y nos trasmiten la impresión de robustez y reposo.
· Monumentalidad. La arquitectura egipcia alcanza grandes proporciones ya que su función, política y religiosa, era la de reflejar el poder del faraón y el poder de la religión, impresionando al espectador.
2.2. ARQUITECTURA FUNERARIA (Moradas para la eternidad)
· Las mastabas surgieron en el Imperio Antiguo para los faraones. Con la aparición de las pirámides, la mastaba quedó reservada para altos dignatarios de la corte. Su construcción exterior es maciza, de planta rectangular y con los muros en talud, trapezoidales, lo que le da forma de pirámide truncada. La mastaba exterior se completa con una cámara funeraria subterránea, a la que se accedía por un pozo, que se cegaba después del sepelio. En la parte edificada al exterior suele tener una pequeña capilla para ofrendas y un serdab o habitación para el doble del difunto. Hay numerosos restos de mastabas en las Necrópolis de Saqqarah y de Gizeh.
· Pirámides. Durante la III dinastía, la superposición de mastabas dio lugar a la pirámide escalonada, como la del faraón Zoser en Saqqarah. El arquitecto fue Imhotep, que también fue médico y sumo sacerdote. La pirámide formaba parte de un recinto amurallado que albergaba también un templo, un palacio y otras dependencias. Desde la IV dinastía las pirámides son geométricamente perfectas como las de los faraones Keops, Kefrén y Micerinos, en la necrópolis de Gizeh. Su construcción se iniciaba por la cámara sepulcral, por debajo del nivel del suelo, y a partir de ahí se iban amontonando los sillares en hiladas escalonadas. Las caras exteriores se recubrían con piedra más fina, que se pulía cuidadosamente. En su interior había otras cámaras falsas y corredores que se cegaban tras el entierro. Las pirámides orientan sus caras a los cuatro puntos cardinales, y su altura es igual a la mitad de la diagonal del cuadrado de la base. Al pie de cada pirámide había un templo funerario, de culto al faraón, al que se accedía por una calzada desde el templo del valle situado a la orilla del Nilo.
· En el Imperio Medio, aunque se siguieron construyendo pirámides, en materiales pobres, aparecieron los hipogeos, tumbas excavadas en los acantilados del río (como en Beni Hassan). Durante el Imperio Nuevo los hipogeos se excavaron en el suelo, en el Valle de los Reyes y en el Valle de las Reinas, cerca de Tebas. Se accedía al interior por una rampa descendente que conducía hasta las cámaras funerarias, cuyas paredes se decoraban con pinturas murales.
2.3. ARQUITECTURA RELIGIOSA
Los templos estaban dedicados a los dioses, aunque también los había, como ya hemos visto, con función funeraria. Encontramos varios tipos:
Ø Templos adintelados. Fueron la gran creación arquitectónica del Imperio Nuevo. El modelo más repetido constaba de las siguientes partes:
· Una avenida de acceso bordeada por dos hileras de esfinges (de carneros en el gran templo de Amón en Karnak) que servían de protección contra los espíritus maléficos.
· Obeliscos, simbolos del sol. Son esbeltos monolitos decorados con relieves rehundidos.
· La fachada con dos pilonos monumentales: se trata de grandes masas macizas, en forma de tronco de pirámide, que flanquean el vano adintelado de acceso al templo.
· Un patio porticado, sala hípetra, rodeado de columnas. A ella podía acceder el pueblo en las celebraciones en honor a los dioses.
· A continuación había una o varias salas hipóstilas, cubiertas y columnadas, a la que sólo tenían acceso los sacerdotes o miembros de la familia real.
· Al fondo, en el santuario estaban la cámara del dios, la sala de la barca sagrada, la sala del tesoro… Únicamente podían entrar el faraón o el sumo sacerdote.
Todas estas dependencias se suceden a lo largo de un eje longitudinal. Según vamos adentrándonos en el templo, los dinteles son más bajos y la salas se tornan cada vez más oscuras y misteriosas.
Los templos adintelados más importantes se encuentran en los santuarios de Karnak y Luxor (dedicados a Amón, dios supremo de Tebas) y fueron construidos en el Imperio Nuevo. Más tardíos son los de Edfú (dedicado a Horus) y Philae (santuario de Isis), ya en la Baja Época.
Ø Hemispeos. Son templos de carácter funerario, que tienen dos partes, una exterior en terraza y otra excavada en la roca. El mejor conservado es el de la reina Hapsetsut (en Deir el Bahari, cerca de Tebas) del Imperio Nuevo. Consta de tres terrazas sobre pilares, unidas por rampas. Utiliza capiteles protodóricos. Sus perfiles se adaptan magistralmente al paisaje del entorno.
Ø Los Speos son templos conmemorativos, excavados en la roca. En Abú Simbel, en Nubia, se conservan el speos del faraón Ramsés II (speos mayor) y el de la esposa real, Nefertari. Sus fachadas se abren como gigantescos pilonos tallados en la roca, con estatuas en los frentes. En el interior de ambos hay una sala que da acceso al santuario y al altar. Al amanecer de los equinoccios, los rayos del sol llegan al fondo del speos de Ramsés, a unos 60 metros de profundidad, e iluminan la estatua de Osiris.
3. ESCULTURA EGIPCIA
3.1. CARACTERÍSTICAS
· Tema y función. El tema principal de la escultura egipcia es la figura humana, aunque también encontramos animales o figuras híbridas que representan a dioses. La función principal es funeraria: en las tumbas se colocaban estatuas del difunto, dobles que les garantizaban la vida en el más allá, si su cuerpo desaparecía. Hay también escultura religiosa de los dioses y escultura monumental en las fachadas de los templos. El carácter funerario de la mayor parte de la escultura y la necesidad de que durase eternamente condiciona sus formas y sus características plásticas.
· Materiales. Como material predomina la piedra, por su resistencia la paso del tiempo. Emplean, sobre todo, piedras duras como el basalto, la cuarcita y el granito; en menor medida se usan otras de menor dureza como la caliza. A veces, para representar a los sirvientes o a cortesanos, usaron otros materiales como la terracota o la madera.
· Formas cerradas. Son esculturas macizas y compactas, sin elementos salientes, de contornos pulidos y redondeados, que en ocasiones son estatuas-bloque.
· Inexpresividad. Puesto que representan a los muertos, descartan todo aspecto momentáneo de vida, todo sentimiento. La única fuerza expresiva se concentra en la mirada.
· Son figuras naturalistas, con cierta idealización formal, que resulta de aplicar proporciones cuidadosamente establecidas entre todas las partes del cuerpo. Empleaban el puño como módulo de proporción y consideraban que la altura ideal de una figura era de 18 puños. Frecuentemente aplican el tamaño jerárquico entre personajes, para señalar la importancia social de cada uno.
· Hieratismo. Su actitud es solemne e inmóvil, de apariencia ceremonial, con la mirada “congelada”, fija hacia el frente, como si estuvieran en presencia de la divinidad.
· Posturas convencionales. Son figuras sedentes o erguidas, siempre estáticas, de apariencia simétrica, con los hombros y las caderas rectas. Al varón se le representa con un pie adelantado, a la mujer con los pies juntos, a ambos con los brazos pegados al cuerpo. Los hombres visten un pequeño faldellín y las mujeres una túnica larga que se ciñe a las formas corporales.
· Las figuras pueden estar policromadas, aplicando colores planos. La mujer lleva la piel de color claro, el hombre de color tostado, más oscuro.
· Decoraban los muros de los templos y las tumbas con relieves. Se caracterizan por:
§ Representan a las figuras de forma bidimensional. Es una óptica conceptual, no visual, ya que combinan en la misma figura una doble proyección frontal y de perfil: cada parte del cuerpo aparece en la visión que consideran más significativa: el ojo y el torso de frente; la cabeza, los brazos y las piernas de lado.
§ Las figuras están perfectamente contorneadas y aisladas entre sí.
§ Representación conceptual del espacio. No hay interés por la profundidad, sino que las figuras se disponen en un plano único. Frecuentemente se divide el espacio en franjas o registros.
§ Aplican el horror vacui, es decir ocupan uniformemente la totalidad de la superficie mural.
§ Aunque emplearon diferentes modalidades hay una tendencia al empleo de relieve muy plano (a veces policromado) en los interiores, y rehundido en el exterior.
3.2. EJEMPLOS
El Imperio Antiguo es una época de gran brillantez escultórica, como lo muestran la estatua sedente del faraón Kefrén, Rahotep y Nofret y el Grupo de Micerinos, todos ellos de la IV dinastía; y los Escribas sentados y el Alcalde del pueblo, de la V dinastía. Con la VI, aparecen los oushbetis, estatuillas funerarias de sirvientes, en caliza o madera, de 25 a 35 cm.
La producción de oushbetis se intensificó en el Imperio Medio. En esta etapa, las estatuas de los faraones adquieren un mayor realismo que expresa rasgos de su carácter, como vemos en la del faraón Sesostris III.
En el Imperio Nuevo, durante la dinastía XVIII, tuvo lugar la revolución Amárnica. La llevó a cabo Amenofis IV, que tomó el nombre de Akhenatón e implantó una religión próxima al monoteísmo. Trasladó la capital a El-Amarna donde adoraba a su dios Atón, representado como un disco solar radiante. Para Akhenatón la verdad debe ser la base de la moral y del arte, por ello el arte amárnico tiende al realismo, en ocasiones expresionista y exagerado. La estatua de Akhenatón, de vientre abultado y cráneo alargado, o los relieves en que aparece la familia real son muestras interesantes de esta etapa. Conocemos el nombre del escultor Tutmés, que dotó a sus figuras de bellísima estilización, autor del busto de Nefertiti, la esposa del faraón, una de las obras más bellas del arte egipcio.
Tras el paréntesis de Akhenatón, Egipto volvió al politeísmo y la escultura retornó a sus cauces tradicionales, como vemos en la estatua sedente de Ramsés II, en los Colosos de Memnón o en las estatuas gigantescas de las fachadas de los templos de Abu Simbel.
4. PINTURA
4.1. CARACTERÍSTICAS
Abundan las pinturas murales, hechas al temple, para decorar los muros de los hipogeos. Preparaban el soporte mural con una fina argamasa de arcilla y cal, después trazaban una cuadrícula a partir de la que dibujaban los contornos de las figuras, las coloreaban y, por último, las barnizaban. También pintaron, sobre papiro, los Libros de los Muertos, que se depositaban en las tumbas.
· Es pintura lineal, de línea cerrada y precisa con la que delimitan claramente los contornos. Probablemente la dibujaban mediante estarcido.
· Los colores (ocres, verde, rojo, negro, blanco, azul…) son intensos, planos y contrastados. Apenas se interesan por el volumen.
· Sus características estilísticas (horror vacui, convencionalismo del espacio, concepción de las figuras, etc.) son similares a las señaladas para los relieves.
· Representan escenas variadas (ceremonias funerarias, ofrendas, escenas cotidianas, temas agrarios, etc.), vistas desde una óptica narrativa.
4.2. EJEMPLOS
Aunque hay algunas obras maestras más antiguas (Ocas de Meidum, Imperio Antiguo), los ejemplos más abundantes y mejor conservados se encuentran en hipogeos del Imperio Nuevo: Hipogeo de la reina Nefertari, Tumba de Nebamón, Tumba de Nakth, etc.
Tema 2 arte egipcio
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