No nos podremos liberar de nuestras cadenas, o sí, pero lo que está claro, es que juntos, mejor.
¡Cuántas veces nos empeñamos en ir contra el otro, en imponer nuestro criterio!
De una manera u otra, en este mundo nos encontramos atados, si queremos seguir tirando cada uno por nuestro lado, acabaremos con el mundo y con nosotros.
No planteo esto en el sentido, precisamente, de negar la libertad individual, pero sí en el de que cada uno creyéndose dueño del mundo, imponiendo su criterio, ambicionándolo todo indefinidamente, no vamos a ninguna parte. Formamos parte de un mundo, nos guste o no, y para cambiarlo, mejorarlo, transformarlo, vivirlo, hacerlo más justo, sostenible, solidario, menos egoísta, no podemos ir cada uno por su lado.
Podemos darnos cuenta o gastar nuestras energías hasta que la realidad nos coloque en nuestro sitio. Mundo no hay más que uno y es de todos y para todos. La libertad de ninguna persona o empresa puede atentar contra la libertad de todos.