Marzo 2023

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domingo, 2 de abril de 2023

Mateo amaba la música

Había una vez un niño llamado Mateo que era diferente a los demás niños. Mateo tenía autismo, lo que significaba que a veces tenía dificultades para comunicarse y socializar con los demás.

Mateo amaba la música y la naturaleza, y a menudo se perdía en su propio mundo imaginario. Era muy inteligente y tenía un gran talento para los números y las matemáticas.

A pesar de sus habilidades, Mateo encontraba difícil adaptarse al mundo que lo rodeaba. A menudo se sentía abrumado por los ruidos fuertes y las luces brillantes, y le costaba entender las emociones de los demás.

Pero con el apoyo y la paciencia de su familia, amigos y profesores, Mateo aprendió a desenvolverse mejor en el mundo. Comenzó a tomar clases de música y encontró un grupo de amigos que compartían sus intereses.

Mateo todavía enfrentaba desafíos, pero también descubrió que su autismo le daba una perspectiva única sobre el mundo. A medida que crecía, se dio cuenta de que su autismo era una parte importante de quién era, y que podía usar sus habilidades especiales para hacer una diferencia en el mundo.

Y así, Mateo continuó su camino con confianza, sabiendo que, aunque era diferente a los demás, tenía mucho que ofrecer y un lugar en el mundo que era sólo suyo.

Un día, Mateo decidió compartir su experiencia con otros jóvenes con autismo, para ayudarles a entender que no estaban solos en su camino. Comenzó a trabajar con organizaciones locales que apoyaban a personas con autismo y empezó a dar charlas y talleres sobre su experiencia.

Pronto, Mateo se convirtió en un mentor y un modelo a seguir para muchos jóvenes con autismo. Les enseñaba que, aunque el autismo puede presentar desafíos, también puede ser una fuente de fortaleza y creatividad.

Mateo también trabajó con escuelas y empresas para ayudarles a entender mejor las necesidades de las personas con autismo. Les enseñó cómo adaptar el entorno y las actividades para que fueran más inclusivos y accesibles para las personas con autismo.

A través de su trabajo, Mateo descubrió una pasión por la defensa de los derechos de las personas con discapacidades. Decidió estudiar leyes y convertirse en abogado para luchar por los derechos de las personas con autismo y otras discapacidades.

Hoy en día, Mateo es un abogado exitoso que trabaja incansablemente para mejorar la vida de las personas con discapacidades. Su experiencia como una persona con autismo le ha dado una perspectiva única y valiosa, que le permite defender de manera más efectiva los derechos de aquellos que son diferentes.

Mateo es un ejemplo inspirador de cómo el autismo, aunque presenta desafíos, también puede ser una fuente de fuerza y capacidad. Su historia demuestra que con apoyo y perseverancia, las personas con autismo pueden alcanzar grandes logros y hacer una diferencia en el mundo.

GPTO

El cuento de Zorroso

Había una vez un pequeño zorro llamado Zorroso que vivía en un bosque rodeado de árboles altos y frondosos. Zorroso era muy juguetón y le encantaba explorar el bosque, saltar sobre las hojas secas y perseguir mariposas.

Pero cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, Zorroso se resistía. No quería ir a dormir, porque temía perderse de alguna aventura emocionante. Pero su madre, la sabia zorra Griselda, sabía que el sueño era importante para el crecimiento y el bienestar de Zorroso, así que le contaba historias para ayudarlo a dormir.

Una noche, mientras Griselda le contaba una historia de un pequeño conejo que se aventuraba en un bosque mágico, Zorroso comenzó a sentir sus ojos pesados y su mente tranquila. Se dio cuenta de que, aunque no quería ir a dormir, se estaba sintiendo cada vez más cansado.

Finalmente, Zorroso se rindió a la sensación de sueño y se acurrucó en su cama de hojas secas. La última cosa que recuerda es el sonido suave de la voz de su madre mientras le deseaba dulces sueños.

Al despertar a la mañana siguiente, Zorroso se sintió renovado y listo para explorar de nuevo el bosque. Pero esta vez, se dio cuenta de que había dormido profundamente y se sintió agradecido por su madre y su cuento que le ayudaron a dormir.

Desde entonces, Zorroso entendió la importancia del sueño y aprendió a apreciarlo como una parte importante de su día. Y cada noche, esperaba con ilusión las historias de su madre para ayudarlo a dormir.

GPTO

martes, 9 de agosto de 2011

El Enigma de la Monja

Todo esto ocurrió no hace mucho tiempo durante una fría noche de otoño, en un colegio religioso de la provincia de Córdoba, llamado “Espíritu Santo”.
Tras acabar su jornada deportiva el joven alumno, el cual estaba matriculado en dicha escuela, olvidó uno de los libros que trataba sobre la materia que al día siguiente se examinaría de un parcial. Por lo cual, en vista que el ocaso del sol avanzaba, decidió acudir a su escuela, y recoger dicho libro.
Una vez que el joven estuvo frente a la gran valla, que separaba las dependencias municipales de las docentes, decidió saltarla y entrar por unas de las ventanas que pudo observar que permanecía abierta.
Una vez dentro, avanzaba con velocidad hacia su aula, pero algo ocurrió al margen del joven intruso cuando atravesó el umbral de la puerta de dicha aula. Al pulsar el interruptor de la luz, descubrió a una señora de avanzada edad, sentada en uno de los numerosos pupitres.
¿No es ya tarde para que estés aún en el colegio niño? – Dijo la aparente religiosa.
El joven mostró inquietud, confusión y algo de miedo, pero un aura misteriosa relajó todas estas alteraciones en cuestión de segundos.
Lo sé, pero… Olvidé unos de mis libros, y al tener el examen mañana pues… decidí entrar sin permiso… Respondió nervioso.
No te preocupes, no diré nada de esto – añadió la misteriosa mujer, a cambio tendrás que hacerme un favor, dale esto mañana a la directora, ella es buena amiga mía y tengo que devolvérselo.
Por supuesto señora, mañana mismo se lo daré, ¿de parte de quien le devuelvo este rosario? – Preguntó con amabilidad el joven.
Ella ya sabrá de quien es cuando lo vea, gracias – Continuó la extraña – Ten buena noche hijo, hasta pronto.
Ambos se despidieron intercambiando sonrisas. A la mañana siguiente el joven buscó a la directora del centro y le entregó el rosario tallado en madera de color caoba.
¿De dónde has sacado esto? – Preguntó la directora con un tono arisco.
Me lo dio ayer una señora, no se su nombre pero dijo que la conocía a usted – Respondió respetuoso el alumno.
Este rosario era mío, se lo presté a la Madre Patrocinio. La madre Patrocinio falleció en nuestro internado hace tres años, le colocamos este rosario en el cuello en señal de religiosidad.

GRACIAS POR TU TIEMPO.