Durante el régimen nacionalsocialista en Alemania, hubo una campaña conocida como la "Aktion wider den undeutschen Geist" ("Acción contra el espíritu no alemán") en la que se quemaron públicamente miles de libros considerados "peligrosos" o "subversivos" por el gobierno nazi.
La quema de libros tuvo lugar el 10 de mayo de 1933 en todo el país, y fue organizada por la Asociación de Estudiantes Nacionalsocialistas alemanes, con el apoyo y la aprobación del partido nazi y del Ministerio de Propaganda del gobierno.
Entre los autores cuyos libros fueron quemados se encontraban muchos escritores judíos, así como otros considerados "decadentes" o "antialemanes" por el régimen. Entre ellos se encontraban figuras literarias de renombre como Franz Kafka, Bertolt Brecht, Thomas Mann, Heinrich Heine, Stefan Zweig, entre otros.
La quema de libros fue un símbolo del control y la censura que el régimen nazi ejerció sobre la cultura y la educación en Alemania, y marcó el inicio de una campaña de persecución sistemática contra los judíos y otros grupos considerados "indeseables" por el régimen.