Había una vez un zorro astuto y listo, que siempre estaba buscando formas de conseguir comida fácilmente. Un día, mientras paseaba por el campo, encontró un libro abandonado en el suelo.
El zorro se acercó al libro y lo olfateó, pero como no había nada que comer en él, decidió dejarlo allí. Sin embargo, poco después de irse, se dio cuenta de que la liebre, su presa favorita, había pasado corriendo justo delante de él sin que se diera cuenta.
El zorro se sintió muy frustrado y decidió volver a por el libro. Esta vez, en lugar de ignorarlo, lo tomó y comenzó a leerlo con interés. Leyó sobre la astucia y la inteligencia, y se dio cuenta de que había estado descuidando sus habilidades y recursos. El zorro se propuso mejorar en esos aspectos y aprendió mucho de lo que leyó.
Con el tiempo, el zorro se convirtió en un cazador mucho más efectivo. Comenzó a usar su astucia y habilidades para conseguir comida en lugar de depender de la suerte o la pereza. Aprendió a ser más paciente, a pensar con claridad y a adaptarse a los cambios en el entorno.
La lectura del libro cambió la vida del zorro. Se dio cuenta de que el conocimiento y la educación eran importantes no solo para sobrevivir, sino también para prosperar. A partir de ese día, nunca más subestimó el poder de la lectura y siempre estuvo en busca de nuevos libros para aprender y mejorar.
La moraleja de esta fábula es que la lectura puede mejorar nuestras habilidades y conocimientos, y nos ayuda a ser más astutos y efectivos en la vida. Así que nunca subestimes el poder de un buen libro.
GPTO.